Carlos Fuentealba

En los tiempos que vivimos tan convulsionados parece una pesadilla lo ocurrido al compañero neuquino, está demostrado que nos queda un largo camino como sociedad en lo que hace al ejercicio de la tolerancia y de la vida en una real democracia. Creo que con estos ejemplos será difícil convencer a los más jóvenes de que los años oscuros de nuestro país quedaron atrás. En algo estamos fallando.

Si bien no hay recetas que aseguren una grata convivencia de las oposiciones, estamos pagando con sangre de algunos hermanos la falta de ella. Los hechos que rodean la muerte de Carlos Fuentealba deben ser repudiados, censurados desde todo lugar donde quede amor al prójimo, amor a la sabiduría, amor al trabajo, respeto por lo diferente, deseo de igualdad y deseo de justicia. En la medida en que cada uno en el lugar que ocupe cultive estas cuestiones que hacen a la vida en sociedad, habrá menos posibilidades que se repita tragedia semejante.